En 2025, los compradores europeos están replanteando lo que significa realmente un “espacio vital ideal”. El concepto de planta abierta, que durante mucho tiempo dominó la arquitectura residencial, ya no es la opción favorita universal. Los compradores siguen deseando interiores luminosos y sociales, pero ahora otorgan el mismo valor a la privacidad, ya sea para trabajar desde casa, estudiar o simplemente relajarse. Con los precios de compra en aumento y los apartamentos haciéndose más pequeños, cada metro cuadrado debe aprovecharse al máximo. La era de los grandes espacios abiertos e indefinidos está dando paso a un diseño inteligente y flexible.
Los precios en alza están cambiando la forma de vivir
La presión de la asequibilidad está transformando las expectativas en toda Europa. En Ámsterdam, el coste de un apartamento nuevo de 70 m² equivale a unos quince años de ingresos brutos familiares, y en Praga la situación es igualmente difícil. En los principales mercados, el acceso sigue siendo caro: en Berlín el precio medio ronda los 5.300–5.500 € por metro cuadrado, en París se sitúa cerca o incluso por encima de los 10.000 € por metro cuadrado según el segmento, mientras que en Praga ronda los 5.500 € por metro cuadrado en el mercado de segunda mano y cerca de 6.500 € en proyectos nuevos. Ante un déficit de casi diez millones de viviendas en todo el continente, los compradores son más estratégicos que nunca: les impresiona menos el tamaño y más cómo un plano resuelve la vida diaria.
De los espacios abiertos a las divisiones inteligentes
La vida en planta abierta no está desapareciendo, está evolucionando. La cocina abierta con sala de estar sigue siendo el corazón social del hogar, pero cada vez más familias esperan contar con al menos una habitación completamente cerrada. La flexibilidad se ha convertido en un requisito esencial. Un mismo espacio puede funcionar como oficina en casa durante el día, habitación de invitados los fines de semana y rincón de lectura por la noche. En lugar de una gran sala, las viviendas apuestan por tabiques, puertas correderas y muebles modulares, de modo que los espacios puedan transformarse sin grandes obras.
El lenguaje del diseño refleja este cambio. Los materiales naturales —maderas cálidas, piedra, textiles con textura— aportan intimidad y calma visual. Tonos profundos como el verde bosque, el burdeos y el terracota sustituyen al minimalismo austero, haciendo que los apartamentos compactos se sientan acogedores en lugar de estrechos. El mensaje es claro: el confort emocional y la funcionalidad práctica ahora tienen más valor que los grandes espacios vacíos.
La practicidad por encima del tamaño
La nueva mentalidad de los compradores puede resumirse fácilmente: la practicidad supera a la superficie bruta. Los armarios empotrados, los diseños adaptables y las habitaciones multifuncionales ocupan los primeros puestos en las listas de prioridades, por delante de los metros cuadrados. Los investigadores que analizan el diseño de nuevas viviendas señalan que los compradores “piensan de manera muy práctica”, priorizando el almacenamiento y la funcionalidad diaria; los diseñadores, a su vez, intentan “incluir la misma funcionalidad en un espacio más reducido”. Los promotores están respondiendo con diseños más compactos pero inteligentes, mientras que los propietarios de viviendas existentes reorganizan sus interiores para sacar el máximo partido del espacio que ya tienen.
El coste de la adaptación
Dado que ampliar la superficie suele ser imposible o demasiado caro, muchos hogares optan por mejoras específicas que transforman el uso de la vivienda:
- Construir un tabique de yeso para crear un despacho o una habitación de invitados: los proyectos pequeños comienzan en cifras de cuatro dígitos y aumentan según el aislamiento acústico y los acabados
- Añadir una puerta corredera empotrada para liberar espacio y crear privacidad sin bloquear la luz
- Instalar puertas francesas para separar el salón de la cocina o abrir el espacio a un balcón o terraza
- Utilizar divisores acristalados para zonificar funciones manteniendo la luz natural
Los presupuestos varían según el país y las especificaciones, pero el principio común es el impacto por euro invertido: un tabique bien colocado o un divisor acristalado puede transformar la vida cotidiana —ofreciendo a una familia tranquilidad para las llamadas, a un estudiante concentración para los exámenes o simplemente un rincón tranquilo para recargar energías.
Puntos clave
El ideal de planta abierta que definió la década de 2010 está evolucionando hacia algo más matizado. Los compradores europeos siguen valorando los espacios de vida abiertos y luminosos, pero ya no a costa de la privacidad, la flexibilidad o la funcionalidad. En un mercado marcado por los altos costes y la oferta limitada, las viviendas que destacan ofrecen ambas cosas: áreas sociales amplias y llenas de luz que también pueden convertirse en espacios íntimos y concentrados cuando sea necesario. El futuro pertenece a los diseños adaptables: espacios que se transforman sin esfuerzo entre modos sociales, profesionales y personales. Ya no se trata de elegir entre abierto o cerrado; el verdadero valor reside en los hogares que pueden ser ambas cosas.