La casa adosada del Upper East Side, que alguna vez perteneció a la estrella de Real Housewives of New York City Sonja Morgan, entra en un nuevo capítulo. Catorce meses después de su mediática subasta, la residencia de cinco pisos en el 162 East 63rd Street reabrió en 2025 como hogar de sobriedad, operado por Release Recovery, un proveedor de viviendas de transición de lujo para personas en recuperación.
De la subasta a la residencia de recuperación
Morgan puso la propiedad en venta por primera vez en 2013 con un precio cercano a 9,95 millones de dólares (≈9,1 millones de euros). Tras años de rebajas y acuerdos fallidos, la casa salió a subasta en mayo de 2024 sin precio mínimo. El martillo cayó en 4,45 millones de dólares (≈4,1 millones de euros), y con la prima del comprador el total ascendió a casi 4,98 millones de dólares (≈4,6 millones de euros).
Originalmente adquirida por Morgan y su entonces esposo, el heredero de J.P. Morgan John Adams Morgan, en 1998 por 9,1 millones de dólares (≈8,4 millones de euros), la casa se convirtió en escenario de numerosas escenas del programa RHONY de Bravo. Su diseño distintivo, con solárium, estanque de koi, fuente de jardín, biblioteca con paneles de madera y detalles antiguos, la hicieron una de las propiedades más reconocibles de la franquicia.
«Es hora de pensar en mí», declaró Morgan a Page Six tras la venta, explicando que el mantenimiento de la amplia casa se había vuelto una carga después de que su hija se marchara a la universidad.
La llegada de Release Recovery
A finales del verano de 2025, los vecinos notaron una nueva realidad: la casa había sido convertida en una residencia de sobriedad operada por Release Recovery, una empresa con sede en Nueva York especializada en viviendas de transición de lujo.
Release Recovery se presenta como un proveedor de “vida a medida” para quienes dejan un tratamiento residencial o buscan apoyo estructurado en su camino hacia la sobriedad. Sus residencias suelen ofrecer personal las 24 horas, gestión de casos, grupos de apoyo, acompañamiento familiar y acceso a terapia, todo en un entorno residencial no clínico. Aunque los precios de la sede de East 63rd Street no se han hecho públicos, los analistas señalan que el modelo de Release Recovery se orienta a menudo a clientes de alto poder adquisitivo que buscan privacidad y servicios premium.
Reacciones del vecindario
No todos en esta adinerada manzana recibieron con agrado el cambio. Medios locales como Page Six informaron que algunos residentes del Upper East Side estaban “horrorizados”, comparando el constante movimiento en la casa con la concurrida terminal de Grand Central.
«Es como Grand Central», se quejó un vecino, describiendo el flujo de personas entrando y saliendo.
La propia Sonja Morgan expresó sorpresa por la reconversión.
«Pensé que se mudaría con su esposa», comentó al enterarse de que el comprador había transformado su antigua residencia en un hogar de sobriedad.
Contexto del mercado: reajuste en el valor de las casas adosadas
La transformación también refleja tendencias más amplias en el mercado inmobiliario de Manhattan. Los precios de las casas adosadas, inflados anteriormente por las primas de propiedades de trofeo, se han enfriado debido al aumento de las tasas de interés y a los cambios en la demanda. Inmuebles que antes se anunciaban por encima de 10 millones de euros (≈10,9 millones de dólares) ahora se venden con descuentos significativos.
En el Upper East Side, las casas adosadas tradicionales aún alcanzan valores de 7 a 20 millones de euros (≈7,6–21,8 millones de dólares) según su estado, pero aquellas que necesitan renovaciones o tienen una historia ligada a celebridades suelen venderse por menos. En este sentido, los 4,1–4,6 millones de euros (4,45–4,98 millones de dólares) pagados por la propiedad de Morgan reflejan tanto la realidad del mercado como la disposición de compradores institucionales o corporativos a reutilizar activos de lujo.
La residencia de sobriedad como sector en crecimiento
Al mismo tiempo, el uso de viviendas de lujo como hogares de recuperación está en aumento. Observadores del sector señalan que las residencias pequeñas y discretas son cada vez más preferidas frente a grandes instituciones centralizadas. Para operadores como Release Recovery, ubicarse en barrios acomodados aporta tanto prestigio como accesibilidad para clientes acostumbrados al lujo.
Este modelo responde a un mercado en el que la rehabilitación privada en centros residenciales puede costar 20.000–60.000 euros (≈21.800–65.500 dólares) al mes, mientras que las residencias de sobriedad ofrecen una opción más flexible y de rango medio. Al integrarse en comunidades residenciales, estos hogares proporcionan estructura sin estigmatización, un factor que, según los defensores, mejora las probabilidades de recuperación a largo plazo.
Equilibrio entre comunidad y cuidado
El debate en torno al 162 East 63rd Street refleja la tensión entre la identidad del vecindario y la necesidad social de viviendas de recuperación. Estudios en distintas ciudades de EE. UU. sugieren que los temores a una caída en el valor de las propiedades cercanas a estos hogares suelen estar exagerados. En la mayoría de los casos, la presencia de instalaciones bien gestionadas no muestra un impacto negativo constante en los precios de alrededor.
Los defensores destacan que la adicción afecta a familias de todos los niveles de ingresos y que el acceso a una vivienda estable es crucial para mantener la sobriedad. Para los residentes de Release Recovery, la casa representa no solo una dirección prestigiosa, sino también un paso hacia la reconstrucción de sus vidas.
Un cambio de simbolismo
De escaparate de celebridades a descuento en subasta y finalmente a residencia de recuperación, la antigua casa de Sonja Morgan refleja tanto la evolución del mercado inmobiliario de Manhattan como el cambio en el enfoque social hacia el tratamiento. Para los vecinos, el cambio puede resultar desconcertante. Para quienes viven dentro, representa una segunda oportunidad.
La historia del 162 East 63rd Street ya no trata solo del glamour de la telerrealidad o de la especulación inmobiliaria. Trata de adaptación: de una casa, de un mercado y de una ciudad que redefine constantemente el uso de sus propiedades más codiciadas.