En 2020, los precios cayeron entre un 5 y un 10 % debido a la caída del turismo y la inestabilidad económica. En 2021, comenzó la recuperación a medida que se recuperaba la demanda de viviendas. En 2022, los precios aumentaron entre un 7 y un 10 %, alcanzando los niveles previos a la pandemia.
En 2023, el mercado enfrentó una desaceleración en las transacciones debido a las altas tasas hipotecarias, pero en 2024 aparecieron signos de estabilización. Los precios de las propiedades en las principales ciudades cayeron entre un 2 y un 3%, mientras que la demanda de alquileres se mantuvo alta. Las viviendas energéticamente eficientes ganaron especial popularidad.
Los expertos predicen una recuperación gradual del mercado, especialmente en las grandes ciudades, a pesar de los desafíos económicos y las restricciones a la construcción. Los inversores deben considerar los riesgos potenciales, pero también reconocer las oportunidades a largo plazo que ofrece el mercado.